¿Todo vale en el amor y
en la guerra? No desde mi punto de vista. Y en esta guerra continua
que es el capitalismo -guerra por vender más productos, por ganar
más dinero aun a costa de bajar salarios y empobrecer a los
trabajadores, guerra por superar a los competidores, guerra por hacer
el eslogan más pegadizo- creo que no debemos perder de vista esta
idea. Ni todo vale para conseguir nuestros objetivos... ni nuestros
objetivos son siempre legítimos.
Digo todo esto porque
tengo la sensación de que, poco a poco, todo se va convirtiendo en
algo susceptible de ser vendido o, en su defecto, de servir para
vender. Las grandes ideas como la libertad, los derechos o las
revoluciones aparecen en los anuncios de las multinacionales, y
asuntos como el amor se convierten en mercancías catalogables a las
que se puede poner un precio. Y así, nos encontramos con que a los
problemas y limitaciones del amor romántico, que se vienen
discutiendo en este blog, se suma una: la mercantilización del amor
a través de las páginas web de contactos.
Quiero aclarar que no
considero las prácticas que se dan en Internet como radicalmente
diferentes a las que se dan en en el mundo offline (o, al menos, no
lo son necesariamente). Al contrario: son reinterpretaciones,
modulaciones o reflejos de las acciones que desarrollamos cuando no
existe esa mediación de un ordenador o un teléfono móvil... aunque
tanto los apocalípticos como quienes piensan que Internet ha bajado
del cielo a salvarnos probablemente no piensen así. Por supuesto, la
mediación que produce el dispositivo influye en la comunicación que
se da. Pero la forma en que escribimos por Whatsapp, por poner un
ejemplo, no influye más en la comunicación que la ropa que lleve
puesto el interlocutor que tenemos frente a nosotros. No hay algo
así como una comunicación directa, aséptica y no mediada (ni
online ni offline), y tampoco podemos decir que las páginas web de
contactos sean el invento del siglo.
Donde antes había
oficinas y discotecas, ahora hay oficinas, discotecas, y páginas web
de contactos. Con sus características y particularidades, no deja de
ser un lugar en el que encontrar pareja. Hay miles de cosas que se
podrían decir sobre estas plataformas: qué tipo de fotos de perfil
usa la gente, la gran variedad de webs específicas que hay, las
herramientas que emplean algunas de ellas y que aseguran ser un
'método científico' para encontrar pareja, etc. No discuto que
pueda tener ventajas ni que sea un método perfectamente válido para
encontrar pareja.
En lo que me quiero
centrar, sin embargo, es en esa
nueva forma de mercantilización que nos brindan las páginas web de
contactos. Y, para ello, vamos a analizar a grandes rasgos la
interfaz de adoptauntio.com.
Si te armas de paciencia y decides entrar, te encontrarás esto:
Me parece cutre la idea de hojear el catálogo de hombres hasta dar con un chollo. Me molesta que consideren que las relaciones (sean o no amorosas) se pueden basar en la dominación de una de las partes sobre la otra. Pero, sobre todo, me da asco que quieran transformar el mundo en un gran centro comercial donde te paseas por el supermercado del amor y la boutique de la amistad.
No quiero ser consumidora. Quiero ser persona.

No me había fijado nunca en el anuncio de Adwords... Sí, telita a qué le llamamos "mandar". A mí me cautivan los perfiles. "Viene con corcel", por si ni nos hemos dado cuenta aún de que el macarra con moto es el nuevo príncipe azul.
ResponderEliminar¿Y lo de los tipos de saldo en base a un atributo concreto? Ojo, puede ser barbudo y ser tendencia pero te lo llevas de saldo porque es cómico. Qué suertuda, tú. Has elegido la combinación de rasgos correcta. Si es que se nos nota que somos mujeres. Somos las reinas del súper.
Me da mucha pena pensar, como sugieres, que en realidad somos así y esto sólo lo explicita.