Imagen: Yves Herman/ Reuters
¿Eliminar el piropo? Pues claro que sí, joder. No entiendo
por qué os habéis echado todos las manos a la cabeza por las declaraciones que
hizo ayer Ángeles Carmona, la presidenta del Observatorio contra la Violencia
de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Por mucho que os cueste comprenderlo, los piropos no son
algo agradable. Son un comportamiento machista y que promueve la cosificación
de la mujer como en los años 50 eran aceptadas las palmaditas en el culo a las
secretarias y oficinistas en general. ¿Verdad que si ahora algún jefe o
compañero de trabajo os da una palmada en el trasero os violenta? Pues a ver si
vamos cambiando la mentalidad con el tema del piropo, que viene a ser lo mismo.
Antes de juzgarme,
escucha
Imagen: J.J. Guillem/ EFE
Vayamos por partes. Hace poco, una amiga me dijo que le
había impactado muchísimo una frase que leyó:
"generalmente, cuando alguien habla, no lo escuchamos con intención de
entender lo que está diciendo sino que vamos formulando mentalmente argumentos
para rebatirle". Por eso, querido lector o lectora, te pido que hagas
lo mismo con las declaraciones de Ángeles Carmona. Ya no te pido que empatices con mi visión de este asunto, sino simplemente que intentes entender lo que la
presidenta del CGPJ dijo.
"El piropo ha
sido siempre permitido y se ha asumido como algo normal, pero lo cierto y
verdad es que supone una invasión en la intimidad de la propia mujer porque
nadie tiene derecho a hacer un comentario sobre el aspecto físico de la mujer."
¿En serio no le veis el sentido a esta afirmación? ¿De
verdad se merece esta argumentación un revuelo como el que se ha montado?
Vivimos unos tiempos en los que las exigencias físicas son
altísimas. Las mujeres llevamos mucho tiempo padeciendo esta presión pero ahora
también los hombres podéis entender que los prototipos de belleza que se
promueven desde los medios de comunicación y audiovisuales son inalcanzables. A
no ser que puedas permitirte unas 3 horas diarias en el gimnasio y una
considerable inversión económica en productos de belleza y operaciones de cirugía
estética. Como la mayoría no lo hacemos, no queremos o no estamos interesados,
surge la cuestión de que, efectivamente, nadie tiene derecho a hacer un
comentario físico sobre el aspecto de una mujer, sea bueno o malo. ¿Quién
cojones le da la potestad a un tío que no conozco de nada de decirme si le
parece que hoy estoy guapa o no? ¿Por qué tengo que aceptar y tragarme esta
opinión gratuita?
Efectivamente, este desconocido está invadiendo mi intimidad
o si lo entendéis mejor así, está formulando una opinión sobre mi persona
basándose únicamente en mi aspecto exterior. ¿No hemos quedado ya que eso no
debe hacerse para que no se incrementen los casos de personas que sufren
enfermedades y trastornos vinculados a la obsesión con el físico?
Segunda declaración de Ángeles Carmona:
"En ciudades como
El Cairo las mujeres van con
auriculares y tapones para no escuchar los comentarios de este tipo y aunque
sean bonitos, buenos y agradables y sean actitudes absolutamente permitidas en
nuestra sociedad, deben ser erradicadas y debe haber mucho más respeto por la
imagen de la mujer".
Exactamente. Respeto,
por favor. Soy mujer y no quiero que un desconocido me juzgue por mi
aspecto físico. No quiero sentirme agredida. No quiero que se me trate como a un
objeto. No quiero sentirme violenta. No tengo por qué aguantarlo. De hecho,
seguramente por muy bonito que sea lo que me estés diciendo, voy a ponerme
nerviosa porque como mujer, ya he vivido otras experiencias de hombres que se
creen que por decirme 4 halagos piensan que me voy a ir a la cama con ellos. E
incluso un porcentaje de éstos me perseguirá por la calle si no respondo o pueden ponerse agresivos.
Piropos buenos,
piropos malos
Imagen: www.cartasamoru.com
Y aquí es donde me dirán que hay que distinguir, que hay
diferentes tipos de piropos, que todo depende de la intención, que hay hombres
maravillosos que dicen estas cosas porque quieren halagarme. Pero sigo pensando
que nadie tiene derecho a opinar sobre mi aspecto de forma gratuita y sin
conocerme de nada porque si ellos se sienten con el derecho de hacerlo, yo me
siento con el derecho de escribir este artículo para decir que me parece mal,
que no me gusta y que es machista porque se limitan a decir algo basado en mi
físico. Soy una persona, no una cosa, gracias.
Pero lo peor, son todas esas mujeres que han llenado Twitter
de comentarios diciendo que les parece una práctica bonita, que no debe
perderse, que les sube la moral. A todas ellas solo puedo decirles que si su
autoestima es tan pobre que depende del juicio casual que un desconocido hace
sobre su aspecto físico me dan mucha pena.
¡Olé la tradición!
Luego tenemos a los que se agarran a la belleza de esta
tradición. A mucha gente le parece que el toreo es un arte y encuentran belleza
en esta práctica. Hay otros que defienden que el matrimonio tradicionalmente es
una institución únicamente para parejas heterosexuales. Señores, que una
práctica sea una tradición no le da ningún tipo de legitimidad. La sociedad
evoluciona, o eso quiero pensar, y el hecho de que aparezcan voces discrepantes
a lo que tradicionalmente se ha considerado una práctica aceptada no tiene
porque armar semejante follón. Llevamos casi 24 horas con un TT (Trending Topic)
en Twitter donde #EliminaUnPiropo se ha convertido en una lapidación a los que
estamos en contra del piropo como práctica machista.
¿Qué tiene que ver el
tocino con la velocidad?
Y luego están los artículos de opinión lleno de falacias,
como el que se ha marcado este periodista en la edición digital de La Rioja.
"Cuesta creer que
el protagonista de 'La vida es bella' quisiera humillar a su esposa cuando,
cada vez que la veía, le decía aquello de «¡Buenos días, princesa!»".
¿Soy yo la única que se ha dado cuenta de que una cosa son
los apelativos cariñosos que te dedica tu pareja y otra lo que te puede decir un
desconocido en la calle? La relación que tengo que con mi pareja no tiene nada
que ver con los piropos de anónimos.
Veamos más argumentos absurdos, en este artículo de la Opinión.
"¿A quién se le
ocurre irse a El Cairo a oír piropos, pudiendo ir a Cádiz o la Gran Vía
Madrileña?"
"Resulta además
un poco triste que una persona eminente, inteligente y de gran valía como ella piense que solo puede piropearse a las mujeres por su aspecto físico, que lo único admirable en ellas es su belleza o su singular gracia al caminar."
Me parece lamentable que se agarre al hecho de que los
piropos no se basan solo en el físico cuando únicamente se centran en eso. ¿Hay
alguien en la sala a la que le hayan dicho "¡Qué bonito tu doctorado,
nena!" o "¡Me encantan tus inquietudes culturales!". Pues claro
que no, porque me remito a lo que llevo repitiendo desde un principio: el tío
que me increpa por la calle no sabe nada más de mí que lo que ve, por eso sus
comentarios se van a limitar a mi cuerpo, me va a convertir en una
"cosa".
Somos todas unas
putas. O unas feas
Y ya, en el escalafón más bajo de la argumentación, están
aquellos y aquellas que dicen que si estás en contra de un piropo es porque
eres muy fea y tienes celos porque nunca te lo han dicho o que tienes que
aguantar los piropos porque llevas mucho escote y vas muy maquillada. En el
fondo te lo estás buscando. Supongo que esto es lo mismo que se dicen a sí
mismos los maltratadores o los violadores para legitimizar sus actos.
Abandonemos la mentalidad retrógrada. Otra
cosa que daría para otro post es la manera en que se han tratado desde los
medios de comunicación las declaraciones de Ángeles Carmona.
Este titular extraído de un artículo de El Digital Castilla la Mancha,
además de tendencioso, no se molesta ni en citar el cargo de la Presidenta del Observatorio
contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial porque lo
más importante, lo grave, es que quiere "erradicar el piropo".
Y para rematar, Ángeles Carmona habló de temas mucho más
importantes, como la necesidad de proteger a los menores cuando sus padres son
maltratadores o sobre el bajo porcentaje de denuncias por violencia de género
que resultan ser falsas. Pero claro, ¿qué son estas nimiedades comparadas con hablar
mal de una tradición patria? Esto es lo que deben de pensar los que siguen
tirando cabras de campanarios.
Y me despido con este tuit, que me da un poco de esperanza en la humanidad.



Lo peor de todo es, como bien has dicho, que los medios se aferran un comentario y el resto parece que importa poco. El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género es algo más que ese comentario. Lleva funcionando ya tiempo y vierte datos demográficos muy interesantes que ayudan a entender todo el fenómeno (que francamente, es preocupante).
ResponderEliminarTodavía recuerdo un trabajo que hice en la universidad, era un trabajo sobre epidemiología y escogí hacerlo sobre los feminicidios. De primeras, tanto los compañeros como la profesora se extrañaron (la mayoría habían escogido el cáncer, la aterosclerosis, etc...), pero cuando escucharon mi ponencia cambiaron la forma de verlo. Es un tema serio y muchas personas todavía tienen la idea de que aquellos que se interesan por investigar y estudiar estos temas son nada más que "feminazis" y "mujeres feas resentidas".
Es algo triste, porque situaciones como estas no dejan de ser "otra cortina de humo" más, porque el problema real sigue estando ahí.