Estas semanas suelen ser tiempo de regalar, de dar y de recibir.
De pensar por unos días, aunque solo sea un poquito, en los demás. Y en estas
fechas, todos los años, podemos apreciar el acusado machismo que podemos ver en
los regalos para los niños, pero, ¿qué pasa con los adultos? ¿El problema se
queda en la infancia? ¿O seguimos pensando que hay “regalos para ellas” y
“regalos para ellos”? Y no me refiero porque haya “perfumes para ellas”, “moda
para ellos”… (que este tema daría para un enciclopedia), me refiero a productos
culturales… Y os preguntaréis, ¿por qué estoy diciendo esto?
Pues porque hace cosa de un mes, un colega compartió en Facebook
esta publicación de una página de fans de Star Wars:
EL vídeo, que resulta ser un anuncio (lo podéis ver aquí), muestra a una joven pareja heterosexual haciéndose obsequios mutuamente. Él le regala
a ella joyas, otro regalo que no sabemos qué es, y un reluciente coche blanco.
Ella le regala a él… un Halcón Milenario. Todo para anunciar los “fines de
semana Star Wars” en una de las cadenas del imperio Disney. Si el vídeo es ya
toda una declaración, el administrador de la página de fans redondeó la idea
con su comentario:
"Lol... this is the best gift any man can have!"
Any man.
Any MAN.
Dejando aparte esa bonita competición por la que cada miembro de
la pareja lucha “por hacer el mejor regalo”, que es, claro está, una cosa
sanísima… (Cuánto más gasto = más te quiero, pero esto da para otro post…). Evidentemente,
las reacciones de las fans femeninas no se hicieron esperar, y comentaron que
también sería el regalo ideal para cualquier MUJER que le gustase la saga Star Wars.
Sí, me diréis que el administrador de la
página en cuestión no se dio cuenta, y que desde su perspectiva como hombre, es
normal, y que estoy sacando las cosas de quicio. No soy de las que piensa que el lenguaje sea
inocente, y menos aquel que surge de una forma automática, pero bueno, teniendo
en cuenta la idea que presenta ya el anuncio, podemos concederle el beneficio
de la duda.
Pero, en serio: ¿de verdad no había otra forma de anunciar los “fines
de semana Star Wars”? ¿No hubiese sido mejor recalcar las horas de diversión,
de emoción, de valores… que aporta a cualquiera,
los que ya son unos clásicos del cine?
¿Por qué desde un primer momento los lumbreras de los creativos
pensaron que sería el hombre dentro de esta pareja el fan de la saga? ¿Si fuese
una pareja de hombres homosexuales, por definición los dos serían fans y
competirían por regalarse un Halcón Milenario o un X-Wing? Y es que aquí está
el quid de la cuestión: ¿por qué creemos que este producto cultural es “para
hombres”? Decidme: ¿cuántas veces habéis pensado que Star Wars eran “unas
pelis para tíos” y habéis pensado que las mujeres que se confiesan fans de la
saga eran unas “raritas”? ¿Tal vez por la misma razón que pensamos que un
hombre al que no le gusta el fútbol es “un rarito”?
Y lo voy a dejar aquí, porque prefiero que entre todos nos
planteemos la respuesta a estas preguntas.
Tan solo terminaré este post con esta frase que me ronda por la
cabeza desde que vi el vídeo: cada vez que definimos un producto cultural
bajo una cuestión de género, estamos robando horas de felicidad y de diversión
a una persona.
Por lo demás, espero que los Reyes os hayan traído lo que verdaderamente deseabais, os sintáis del
género que os sintáis. A mí aún no me ha
caído el Halcón Milenario, voy a ver si regalando joyas, coches, cenas,
zapatillas de fútbol… a mi pareja, acabo consiguiéndolo. ;)

Me encanta la frase con la que te quedas. Me recuerda también a la idea de los patios de colegio, donde las niñas se quedan en los márgenes porque las niñas no juegan al fútbol y el centro es para jugar al fútbol... ¡Muchas cuestiones entrelazadas en este post!
ResponderEliminarMe interesa particularmente la óptica de la competición de regalos entre los miembros de la pareja, que, como tú misma apuntas, da para otra entrada. La idea de la relación no sólo como competición (¿qué sentido tiene demostrar que uno de los dos quiere más, si no es para darse cuenta de que eso desequilibra la relación?) sino también como progreso, del tequieromásqueayerperomenosquemañana, ¿no te puedo querer igual, si somos felices? ¡Qué presión!