A raíz de la estupenda reflexión que Eva González escribió en este blog hace unos días, me he animado a daros mi opinión sobre Cenicienta y Disney, porqué no. Desde luego, con Frozen, como decía mi compañera, a Disney se le ha escapado una princesa nada romántica y me atrevo a decir incluso que se les ha ido de las manos. Quién sabe si para compensar el fenómeno Elsa no decidieron hacer un remake con actores reales de una de sus películas de animación clásicas, la Cenicienta.
Si todavía no la habéis visto, no os esperéis nada nuevo. Todo es exactamente igual que en el film de animación de 1950. ¡Fabuloso, pensaréis los amantes de los clásicos de Disney! Pues sí, pero hay un tufillo rancio en esta película que huele a sexismo desde lejos.
Si todavía no la habéis visto, no os esperéis nada nuevo. Todo es exactamente igual que en el film de animación de 1950. ¡Fabuloso, pensaréis los amantes de los clásicos de Disney! Pues sí, pero hay un tufillo rancio en esta película que huele a sexismo desde lejos.
Como os decía, ahí los tenéis a todos: a Lucifer, el gato
malvado; los ratoncillos, incluido Gus; Anastasia y Griselda y el hada madrina.
Como en el cuento clásico, la madre de Ella (Cinder- ceniza en inglés+ Ella, el
juego de palabras que da origen al nombre de la protagonista) fallece y la
bella joven se queda sola con un padre ausente. Si trasladamos este cuento al
mundo real, seguramente los servicios sociales se habrían hecho cargo de la niña
porque el padre está menos en casa que lo que la mayoría vamos al gimnasio.
Pero yendo al grano, la escena que marca la sumisión y el aroma a machismo de
la película es cuando, antes de morir, la madre hace prometer a Cenicienta que
siempre será generosa y valiente.
Hija mía, te quiero tanto que me voy a casar con una hija de puta que te haga la vida imposible |
Parece que Disney entiende que "generosa y
valiente" es el equivalente a sumisa y obediente. Como una buena jovencita
debe ser. Nada de rechistar. ¿Que te quitan la habitación y te trasladan al
ático en tu propia casa? Carita feliz. ¿Que eres la chacha en una casa llena de
criados? Carita feliz. ¿Que tu padre se muere y te convierten en una esclava?
Carita feliz. ¡Nada de rebelarse, que eso no es ser generosa ni valiente! A
limpiar, barrer, fregar y cocinar mientras vas soltando gorgoritos.
En un acto de rebeldía sin límites, la pobre Cenicienta se escapa con su caballo por el bosque. Pero como tragar mierda tiene su recompensa (¡gran mensaje, Disney!) se encuentra casualmente con el príncipe azul, que se enamora perdidamente de ella. Flechazo total. ¿Por qué está buenísima? No, hombre, no. Porque tras una conversación de dos minutos, ha visto la generosidad y valentía de la niña.
¡Qué puta pasada ser una esclava en mi casa! |
No me gustas porque estés buenísima, es que he visto más allá. En una conversación de 2 minutos, claro que sí. |
El resto os lo podéis imaginar: las hermanastras le rompen
el vestido, me pongo a llorar como una loca, aparece mi hada madrina, me voy al
baile hecha un pincel y ¡sorpresa! ¡El maromo del bosque, que me dijo que era
un aprendiz, es un príncipe! ¿Me enfado porque me ha mentido? ¡No, hombre, no!
Carita feliz. Total, yo también estoy mintiendo. Eso son cimientos de una relación
sana y lo demás son tonterías.
La muchacha pierde el zapato y se organiza la gran búsqueda. Las hermanastras y la malvada madrastra, interpretada por Cate Blanchett en estado de gracia, como es habitual (en serio, es de lo poco que vale la pena de la película) intentan que no se pruebe el zapato de todas las maneras posibles pero no, triunfa el amor verdadero y comen perdices.
La muchacha pierde el zapato y se organiza la gran búsqueda. Las hermanastras y la malvada madrastra, interpretada por Cate Blanchett en estado de gracia, como es habitual (en serio, es de lo poco que vale la pena de la película) intentan que no se pruebe el zapato de todas las maneras posibles pero no, triunfa el amor verdadero y comen perdices.
¡Qué puta pasada estar todo el día limpiando, barriendo, recogiendo, cocinando...! |
Lo que me da más pena del asunto es que la moraleja rancia
y machista de esta película llegará a un montón de niñas que ya han demostrado,
como decía mi compañera, que prefieren ser Elsa a ser Ana. No quieren
enamorarse y casarse, quieren tirar rayos de hielos por las manos. ¿Y quién no
querría ser una maga de hielo? ¡Si es lo más grande! Elsa tiene un 10 en
coolness, en su castillo de hielo, viviendo feliz y tranquila. Sin príncipes.
Sin reglas. Siendo ella misma.
Por eso pienso que a Disney le ha salido el tiro
por la culata con Frozen porque creo que ni en sus sueños más descabellados
habrían pensado que las niñas del siglo XXI prefieren ser superheroínas antes que
princesas. ¡Y gracias a Dios que es así! ¡Vivan las Elsas del mundo!
Elsa, ¡cómo mejoras en coolness! |
jajajaja, buenisimo, palabra por palabra.
ResponderEliminar¡Me alegro de que te haya gustado Cuandomedejan! ;)
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